"¿En serio pensás que yo quiero ser tu novix?
¿Y atarte?
¿Y ponerme entre vos y tus proyectos?
¿Permitir que dejes de crear? Si me encanta verte crear.
Y creer. No me atrevo a demorarte.
Crecé, como crecen las plantas. Yo no podría arrancarte de la tierra y llevarte conmigo porque tarde o temprano morirías. Y yo quiero que crezcas, que eches raíces fuertes y florezcas con la belleza que yo ya vi antes. Y si me das permiso, puedo venir cada tanto a ver cuánto has crecido.
Te puedo regalar anécdotas sencillas, te puedo hacer reír un rato.
Este amor no desapareció, sólo ha mutado en algo mucho más fuerte, más hermoso, más sano. Algo que ya no necesita etiquetas para saberse real.
Hay demasiadas vidas por delante como para detenernos a llorar por lo que esta no ha podido darnos.
Yo supe que lo nuestro iba a ser triste y hermoso desde el primer segundo, supe que esa sonrisa me iba a salvar.
Si me preguntaras qué somos, te diría que somos la suma de las voluntades que nos habitan en este momento. A eso no podemos ponerle nombre, lo convertiríamos en algo demasiado simple.
De este amor no me duele nada, ni siquiera la memoria de otras noches en que la ficción nos hizo creer en la eternidad del instante.
Ahora soy importante,
tan importante como para atestiguar esta pena honesta, esta consecuencia de haber escuchado tu verdad, de intentar entre los dos eternizar el sentir que muta.
Por fin entendimos que en realidad lo que importa es el amor,
no la forma que adopta para que podamos experimentarlo.
El abrazo de Augusto lo atrapó justo cuando el corazón iba a salírsele por la boca. Hasta los bichos del monte hicieron silencio para escucharlos llorar."
Juan Solá