lunes, 10 de julio de 2017

El momento en que te destruís

Extrañarte te extrañé siempre
te extraño desde el momento en que dejé de almorzar todos los días en tu casa
desde el día que me vine a la otra punta del país para seguir mis sueños
desde cada vez que me acompañabas a subirme a ese micro que me llevaba lejos
desde cada último abrazo
desde cada comida que te pedí y me hiciste
desde que me mandabas a comprar 2 helados, uno para mí, y otro para vos
desde que nos sentábamos juntas a ver las novelas
desde que me dejabas dormir la siesta en tu cama (y nunca me despertabas)
desde que me hacías el té cada vez que volvía de inglés o teatro o murga o educación física
desde cada consejo
y desde cada risa
y desde cada abrazo (de nuevo)
desde siempre que te hacía cosquillas
desde el día que fui de sorpresa y te me largaste a llorar
desde que salíamos a comprar juntas del brazo
desde que íbamos al fondo de tu casa a charlar y cocinar, y seguir charlando
desde nuestra promesa de salir a pasear en auto juntas, y capaz pero solamente capaz invitábamos a mamá
desde que colgaste mi cuadrito de pajaritos en la pared del living
desde que te vi por última vez y le dije a mamá que vos no estabas bien
desde que mamá me llamó con las noticias
desde que lloré a escondidas los días y noches que le siguieron
desde que escuché llorar a mamá y (aunque no lo creas) a papá
desde que tuve que correr a la terminal entre llantos y tomarme el colectivo más triste de mi vida
desde que papá me fue a buscar y salimos para allá
(y en el medio una llamada y una respuesta: bueno)
desde que la vi a mamá
y me contó que te soltó la mano
y lloramos
y después seguimos llorando
(por días y noches, de nuevo)

desde el primer día que me tuviste en brazos (y los siguientes, donde me perseguías para vestirme)
y desde el día en que nos dejaste.

te extraño
y te amo
gracias por todo, por todo, por todo
la puta madre
gracias por todo lo que hiciste
y por confiar como confiaste
y alentarme como lo hiciste
por enseñarme cómo es el mundo en los ojos de quien vivió
y por compartir esa vida

hoy me falta un pedacito del corazón, un pilar y una amiga.
pero el mundo sigue dando vueltas al sol
y si hay algo que tengo que hacer es cumplir todo lo que te prometí
así que (por ahora) te digo que fue un honor todo lo que compartimos

y que vamos a vencer, Paulina de mi vida.