viernes, 15 de febrero de 2013


Tus ojos se tiñen con el viejo color de la infancia,

nostalgia del tiempo en que todo tenía respuesta,

en que era más largo el verano y más pequeño tu mundo.

Y unos pasos seguían siempre de cerca a los tuyos.

Y yo te diría, no sé,

que las cosas van a marchar bien,

te mostraría el futuro, la borra del café,

con ángeles y estrellas,

noches, milongas

e historias, ¿recuerdas?, que hablan

de viejos amantes que crecen,

que dudan y esperan

su turno mientras anochece

y el mundo se enferma.

Y, como la tierra generosa abraza la raíz de un frutal encendido, yo te abrazo a ti.